De la chicha a la pizza, el sabor de los lugares
A partir del estudio de los imaginarios, es posible identificar relaciones entre los lugares y los sabores; dicha relación se presenta debido a los usos de cada sitio y a la incidencia que los lugares tienen en las rutinas y recorridos de los ciudadanos, de esta manera, en las construcciones mentales de los habitantes, los lugares son asociados a ciertas características y a marcaciones de carácter positivo o negativo que se vieron reflejadas en el imaginario del sabor. Uno de los lugares en los que dicha asociación se presentó de forma más estrecha es en el Pozo de Donato o Hunzahúa, sitio de la ciudad de Tunja, que a pesar de ser un espacio con una importante historia y cuyo mito hace parte del acervo cultural de la ciudad, recibió en su mayoría asociaciones relacionadas con el sabor a pizza, es decir que en el imaginario de los habitantes, el Pozo de Donato sabe a pizza. Hace varios años, en el lugar se encuentra ubicado el restaurante Pizza Nostra, que hace parte de una prestigiosa cadena de pizzerías de las cuales la filial del Pozo es una de las más reconocidas. Dicho establecimiento, ha cambiado el perfil del lugar debido a los usos que le da el ciudadano al sitio y a los motivos por los que lo frecuenta, en ese sentido, ha perdido relevancia la imagen relacionada con el contexto histórico y patrimonial que tuvo el sitio en décadas pasadas, frente a la imagen del restaurante. En la actualidad, las asociaciones que el ciudadano establece respecto al pozo tienen que ver, en un gran porcentaje, con la pizzería, ese es el primer recuerdo y la asociación automática del ciudadano, es decir que cuando se preguntó por el Pozo de Donato fue frecuente descubrir frases como “sabor y olor a pizza”, “cena especial” y “platos a la carta”, en este lugar la percepción relacionada con el sabor ha cobrado mayor importancia que aquellas relacionadas con la historia y el mito del lugar.
Son varias las historias que se tejen en torno al lugar, según el mito, el pozo fue formado por la furia de Faravita, la madre del Zaque Hunzahúa quien al enterarse de la relación incestuosa de sus dos hijos, rompió una olla de barro llena de chicha que al regarse formó el pozo; posteriores relatos hablan de los tesoros que los muiscas escondieron en el pozo con la llegada de los españoles y del intento fallido del capitán Donato quien en la época de la colonia trató sin éxito de desocupar el pozo para extraer dichos tesoros, con lo cual se reforzó el mito, con la mágica conclusión de que el pozo no tiene fondo. En el presente, cuando existe una desconexión entre el mito y el lugar, lejos de ser un espacio reconocido por sabores como la chicha, referido este a la identidad y significado cultural del sitio, es un pozo que evoca el italiano sabor de la pizza, en el que la población ya no reconoce la belleza del lugar en aspectos como la naturaleza sino en nuevos aditamentos como la iluminación navideña.
Algunas iniciativas en la ciudad han luchado por la conservación del patrimonio y la recuperación del Pozo de su actual vocación comercial, “Chicha Nostra, el sabor ancestral” es una iniciativa de estudiantes universitarios, que bajo una sátira del nombre y eslogan del restaurante realizó en 2007 intervenciones urbanas en las que se hizo un llamado a la población, para que conociera el valor patrimonial y la importante herencia precolombina de lugares como el Pozo de Hunzahúa, a partir de la comparación de las actividades que se realizaban en el pozo en décadas pasadas y las que se llevan a cabo en la actualidad, que dan cuenta del deterioro ambiental, de los cambios a los que ha sido sometido el emblemático escenario y de los diferentes usos que ha tenido con el paso de los años.
El Pozo de Donato, es un ejemplo de cómo el imaginario de ciertos lugares es definido por los usos que se les da y por las actividades que implican. Los imaginarios del sabor permiten visualizar escenarios conformados por las rutinas y prácticas de los habitantes, que en este caso dieron lugar a una lectura del lugar que a pesar de no ser poseedor de los significados que tuvo en otros momentos históricos, sigue siendo un espacio importante de Tunja, que en este caso relacionado a los sabores que evoca un restaurante, es un punto de referencia, un sitio de encuentro y un lugar querido por la población. Esto permite establecer que los imaginarios urbanos son semejantes a radiografías del momento, por esta razón la caracterización de los lugares corresponde al uso actual de los mismos, seguramente, si una investigación con propósitos similares a ésta se hubiera desarrollado en los años cuarenta y cincuenta, la ciudad entera habría sido vinculada al sabor del trigo, que incluso fue honrado con la construcción del “Monumento al Trigo” en el barrio La Fuente, y que reflejaba la economía de la época; actualmente, y a pesar de que en 2013 fue reconstruido, el espacio ya no posee el mismo significado para la población en la medida en que ha dejado de hacer parte de las rutinas y dinámicas del ciudadano, por lo cual deja de existir en el imaginario y ya no hace parte de la configuración mental de la ciudad.
En algunos barrios de la ciudad también se pudieron establecer este tipo de lecturas, en este caso los barrios fueron definidos más que por características, por sabores magnificados en el imaginario, que como se presentó anteriormente están relacionados con actividades y rutinas común-mente realizadas, de esta manera, El Barrio Los Muiscas y el sector de la Avenida norte contiguo a la UPTC, son lugares asociados a los sabores de la cerveza, la arepa y la empanada, estos dos sectores tienen en común la cercanía con instituciones de educación superior, en las que el segmento de población universitaria tiene tal impacto sobre los lugares que propicia la proliferación de sitios en los que se vende este tipo de comida y bajo los cuales finalmente es asociado el barrio entero. Otros barrios de la ciudad como el barrio Maldonado es asociado al sabor del helado y el barrio Santa Inés al aroma del pan.De la misma manera, otro ejemplo de lugar en el que la percepción gustativa es más fuerte incluso que la percepción visual es el sector de Runta, popularmente conocido por los restaurantes tradicionales de la ciudad, la venta de cerdo, fritanga y cuchuco de trigo con espinazo; en las encuestas realizadas, la palabra Runta más que designar un lugar, es una palabra utilizada para asociar un sabor, sabor a Runta; el nombre de este sitio es en el imaginario de la ciudad significado de sabores específicos y está fuertemente ligado a ellos en la construcción mental de Tunja.
Texto tomado de: Rodríguez, C. M. (2016). Sabores de la ciudad imaginada, Tunja. Universidad de Boyacá.